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Muchas y muy variadas son las obras de Lorca, desde pequeños poemas hasta grandes obras teatrales pasando por breves teatros de marionetas. Para entender su obra hace falta entender al artista: Joven de campo que se traslada a la ciudad y que conforme va creciendo va descubriendo un mundo nuevo a cada paso. Parte de este descubrimiento le lleva a una cierta melancolía de su infancia, del campo, de la naturaleza y de las cosas simples. De hecho, una de las bases de su obra, sobre todo poética, es la propia naturaleza. Esa que a veces tanto echa de menos, como durante su etapa en Nueva York donde se sintió abrumado por tanta modernidad y tanto acero. Pero no sólo la naturaleza es una constante en su obra; también lo son los sentimientos. Como buen integrante de la Generación del 27 los sentimientos mueven su trabajo, son casi la base de lo que escribe. Amor, soledad, tristeza, pasión…todo lo que se puede sentir se puede escribir, o al menos intentarlo, y eso es lo que él hacía. Y como hemos visto lo hacía en forma de poesía, en composiciones teatrales, en conferencias, etc. Tal era su maestría y variedad artística que como consecuencia de sus relaciones con diversas personalidades se lanzó a otras aventuras más allá de la pluma. Es el caso por ejemplo de su pequeña pasión por la pintura que desembocó incluso, gracias a su amigo Dalí, en una exposición en Barcelona; o el guión cinematográfico que creó influenciado por Luis Buñuel y cuya realización no se ha llevado a cabo hasta nuestros días. Ambas derivas creativas estaban profundamente influenciadas por el surrealismo, otro de los temas claves de Lorca. Más adelante profundizaremos en los temas de sus obras, pero antes veamos algunos ejemplos de esta gran variedad creativa: 

Obras

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